
No llevábamos más que dos días en Salta y el calor apretaba:
36 grados.
Quizás la temperatura no fuera excesiva, el problema es que Salta está rodeada de
muchos montes pequeños, “cerritos” como los llaman aquí, y
muy cercana a los Andes, lo que supone un pequeño aumento de altitud que alcanza los 1600 metros, y por supuesto rodeados
de bosques, con una lluvia intensa cada dos o tres días.
Calor + humedad + altitud = bochorno...