Ya ha pasado casi un mes desde
que deje esas montañas, esa pequeña ciudad y esos amigos inseparables, ya he
vuelto a mi rutina de siempre, a mis amigos de siempre y a mi equipo de siempre…
pero no puedo evitar tener un vacio en el corazón, unas ganas de volver con
ellos, con todos, con todo…
Ahora solo me queda dar las
gracias a SALTA, esa ciudad que me acogió
durante casi un año como uno más, a esa familia de TIGRE, a la pre, a la inter
y a la primera, a los entrenadores, a Diego, que me resguardó en su casa hasta
que nos dieron la nuestra propia, a Oso, sin él no habría podido ver esa otra
forma de vida, ese rugby tan intenso que se respira en cada momento del día; a mi amigo Chuncho, con el que he pasado
grandes momentos, a las empanadas de Popolo, a mis preparadores físicos, a mis compañeros de trabajo, a mis chavales de la M16 y mis compañeros entrenadores, a
tanta gente…
Gracias a todos vosotros ahora
soy un nuevo jugador de rugby y creo que en parte una nueva persona.
Esto no es un adiós, es un hasta
luego; nos volveremos a ver en una
cancha de rugby, eso os lo prometo.
¡Por TIGRE viva, viva! ¡¡¡ VIVA!!!