DÍA 45 en el club: el calor es asfixiante… el polvo
producido por el intenso paleo, lo envuelve todo formando una gran nube marrón
a través de la cual es difícil ver y respirar.
Es el quinto día que estamos cavando pozos en el campo del
club y esto parece nunca acabar, más que trabajadores, parecemos presos en un
campo de trabajos forzados.
De pronto escucho
unas voces…
-
¡break break! ¡saaaalga paleadoooor! ¡ESPAÑOL!-.
Entonces miro arriba,
y desde los pocos metros de profundidad que habíamos conseguido excavar,
riéndose y tendiéndome una mano para salir y cambiar de excavador, estaban los “changos”,
mis compañeros de trabajo, Carlitos (el más mayor y que más tiempo lleva
trabajando para el club, unos 20 años) Claudio, que siempre esta bromeando y Rodri (al que llaman sandunga)
que siempre me llama español con una carcajada y unos aspavientos.
Esta puede que haya sido uno de los trabajos más duros que
hemos tenido, cavar los pozos para colocar los cimientos de las torres de
iluminación del campo. Normalmente nuestro trabajo es el de mantener el club
limpio, el pasto (césped) corto y el material deportivo a punto, y si vemos que
nos cansamos, pues reponemos fuerzas con un buen asadito, gaseosa o lo que haga
falta… Es un trabajo entretenido, y es
mi verdadero entrenamiento para convertirme en el jugador definitivo (o eso es
por lo menos lo que me dicen mis compañeros de trabajo).
Gracias a este trabajo que me proporciona el club para poder
mantenerme con tranquilidad en Salta, he aprendido muchísimas cosas, entre las
cuales figuran las de cortar troncos con machetes o conducir tractores, y todo
esto rodeado de naturaleza, animales y rugby… ¿que más se puede pedir?